Cumpleaños feliz!
- adridolara
- 13 feb 2024
- 4 Min. de lectura
Creo que nunca dediqué un blog por así decirlo a mi cumpleaños específicamente. Y no voy a hablar de tanto lo que hice, sino de cómo me siento al respecto.
En general no me rayo mucho por mi edad y eso, aunque haber alcanzado ya la década de los 20 me aterra. Se siente como una necesidad de crecer y crecer más, y diría yo que estoy creciendo y madurando más en esta etapa que en toda mi adolescencia. He logrado hacer cambios en mi vida, y cambios grandes en ese aspecto. Percibo las cosas de manera distinta. Y el tiempo ahora me es tan volátil...
Yo siempre decía a los 18 y hasta los 20 que yo me sentía más como si aún tuviera 16 que si estuviera madurando. Ahora no sabría decir si tengo 20 tantos, sobre todo porque tengo un presentimiento de estar muy atrás respecto del resto.
Llegar a tu llamado 4 años después es algo de lo que más me molesta, sobre todo porque la universidad se me hace pesada ya. Pero una cosa curiosa es que nunca traté la universidad como si fuera eso, para mi era una etapa donde se supone que estudiaba pero no veía un fin detrás de ello, un poco como bachiller. Lo que lo diferenciaba de bachiller era que al menos los grupos no eran como en el instituto que eran unos guays y otros no. Pero ya a mitad de camino de Estadística lo dejé porque no conseguía pasar de segundo, me dolía la idea de continuar y encontrarme con los de 2005, me llenaba de rabia no entender lo que estoy dando, y me irritaba ya no verle con la misma pasión a cuando entré. Con esto en mente decidí cambiar de carrera, y mientras es cierto que me cuesta estudiar (pero eso de siempre), ahora al menos le veo un sentido a ello, y me estremezco al pensar en el final, no por pena sino porque me dan ganas de terminar para ejercer. Una profesora de magisterio que tengo ahora me escribió que no debería darme pena llegar tarde, y pena no me da, me da bronca.
Estos últimos 4 años sólo me sirvieron para perderlos...
Eclesiastés 3:1 RVR1960
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Este año en clase he logrado hacerme un grupito muy mono con unas chicas y un chico muy especiales. Conocerles ha sido un desafío, no hubo trabas per se pero sí me agobiaba un poco la diferencia en edad y por ende de cultura. Por alguna razón hemos compaginado muy bien, los cuatro hablamos casi de lo que sea, nos ayudamos mutuamente en clase y nos acompañamos en clase. Esto que os cuento es un paso adelante en mi vida ya que en mi anterior carrera me encontraba en un bucle de soledad. No encontraba personas en mi misma, o similar, sintonía y eso añadía a la ansiedad que tenía al ir a clase. Este grupo me ha demosrado, en tan poco tiempo, que la universidad sí puede brindar compañías agradables.
Luego también está mi motivación con respecto a la carrera. Es verdad que llevaba tres años en Estadística averiguando si era lo mío o no, y desde un inicio lo dudaba bastante. Lo malo es que nunca me hice caso en ese aspecto, y no podía tampoco ya que aún no decidía por completo qué exactamente hacer con mi vida. Era un bucle, ¿qué he de hacer yo con mi vida? El siguiente paso después de Bachiller no estaba tan claro como lo pensaba. Me entristecía también tener que hacer otro cambio ya que hice el primero de Edificación a Estadística. ¿Cuánto más he de decepcionar a mi familia? Estos pensamientos plagaban mi cabeza hasta un día muy oportuno, llorando y suplicando a Dios, pude ver que las clases particulares de las que trabajaba por tener dinero extra eran lo único que me levantaban de la cama, me sacaban del bucle terrorífico y me hacía sentir como una nueva Adriana, una más completa. Y ahí era. Como dije antes, el cambio fácil no fue porque tuve que superar nuevamente mi peor enemigo, la EVAU, y luego enfrentarme a una de mis ansiedades, encajar bien en clase y no sentirme como un pez fuera del agua. Una oración qu ehacía constantemente a Dios era que si no era para mí que tenía completo permiso para detenerme, y no lo hizo. Ahora lo aprecio mucho.
No niego, insisto incluso, que haber perdido mis 4 años de normalidad universitaria no me gustan nada, sobre todo porque me siento como cola de la campana de Gauss (estoy siendo dramática, lo sé) y que se me pasaron los años como nada. Pero he de defender Eclesiastés 3:1, el versículo que escribí arriba.
Eclesiastés 3:1 RVR1960
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
(Lo vuelvo a escribir por si acaso)
A veces yo no entiendo a Dios, y siento como si Él no me entendiera para nada. Pero he de darle el crédito en esto. Han pasado 4 años, y lo repito una y otra vez, este año se supone que debería ser "mi año de empezar master", y como redundo estoy estudiando una completa nueva carrera en Magisterio. Ese tiempo perdido me hizo dar cuenta de lo mucho que perdí (redundancia) y que por ello esta decisión debía apreciarla y abrazarla como si no hubiera mañana. Y eso hago, evidentemente, le doy con todo a los trabajos, a los exámenes aunque me duela estudiar, y como dije antes, las clases particulares que uso como entrenamiento ahora, puede estar cayéndose el cielo, yo seguiré yendo. les dije a muchas amigos que se nota mucho cuando es tu llamado y cuando no.

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